12.11.12

Única vez

1997
Diez años es de niña aún, se autoriza juego de casita y armado de hábitat de barbies , Tamies , Sandys o Teresas. Guardé el secreto de mis comienzos biológicos de señorita hasta los doce.
 La crisis de los 90 me dejó sin niñera y empecé el colegio mixto privado católico con la mitad del uniforme, una mochila de Mickey usada y zapatos heredados (me gustaba ser la nueva). En ese colegio azul había una iglesia en la que yo juro haber escuchado un acorde en voces de mujeres cada vez que entraba. 
Estar más cerca de imágenes religiosas no le garantiza bondad a nadie .Las pruebas residen en maléficos desproporcionados y creativos puberes de once años. 
Al cabo de unos meses ya habían apodado a F como "La hija del churrero" a MN como "Acné" y a mi como la "India Cacuy" a razón de un día de trenzas, apodo que duró hasta una mañana en particular ... 
Mis zapatos heredados lucían como zapatos de montaña, tenían la caña un poquito más alta de lo normal y quedaban notablemente mal con medias tres cuarto . 
Lunes, primera hora -¿Porqué te dicen ladrona de vecindad?  -Es que le robas las botas al chavo- ¡Y estallan en risa!. Cúmulo de demonios. 
Juré venganza, practiqué ritos de brujería que leía en unas revistas A5 , no surtieron  efecto. Decidí esperar a ser más alta que ellos, más fuerte, más mala. 
Yo no sabía  que 1998 era el último año de mi crecimiento vertical y que hoy después de quince años mis únicas armas serían un aerosol pimienta y una facilidad adquirida para ridiculizar al prójimo. Dos desventajas:  1) Una crianza católica, que viene con culpa y piedad de regalo.   
2) Los niños demonios son ahora hombres irreconocibles. 
No  voy a poder ejercer venganza ... al cabo que ni quería... "La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena".

A quince años y a mildoscientos kilometros de ellos, se despega, la planta de los borcegos que remiendo con "la gotita". Cuando uno tiene cierta edad y cierta estatura elije amigos, los míos no me miran los zapatos.